domingo, 8 de noviembre de 2009

Historias Extraordinarias: el laberinto del tiempo



Borges, aficionado a las tramas enmarañadas, llegó a la conclusión de que la línea recta bien podía ser el más intrincado de los laberintos. Historias Extraordinarias nos enfrenta a esta paradoja cuando nos plantea la idea de viaje como punto de laberintización de la existencia. Esta película nos presenta tres historias, tres líneas, que sin llegar a atravesarse en ningún momento una con otra, nos deja con la sensación de un todo inasible: casi un modelo para armar.


Para el cine el tiempo es un estado en cuyos intersticios se juega el sentido de su ser. Historias Extraordinarias es una meditación sobre el tiempo cinematográfico, sin artificios ni pretensiones poéticas; mas sin detrimento de una fuerte conciencia de una estructura estética.


Es grande la tentación de comparar la literatura con el cine y esta película juega desenfadadamente con los recursos de la novela; pero es preciso hacer una notación radical: hay una irreconciliable separación entre la imagen y la palabra, son de una naturaleza distinta, ambas organizan la realidad secuencialmente y en eso consistirían sus uniones posibles. Hay una conciencia de ello en Llinás, pues si bien juega a novelar en ésta película, no es ajeno a pensar los límites de la relación entre literatura y cine. La película logra una atmósfera literaria, hace caso omiso de los puntos de intensidad prescriptivos del cine y se demora hasta casi darnos la sensación de estar leyendo un libro, la voz del narrador se convierte así en un alterego primitivo del espectador, su lector audible; pero desengañémonos el cine no es literatura ni la literatura es cine.


A lo largo de sus 240 minutos, Historias Extraordinarias es un elogio de la lentitud. La cámara no duda acerca de la toma fija, sus personajes caminan sin moverse de su sitio como si supieran que en el fondo no vamos a ninguna parte. Las historias mismas comienzan en una indeterminación temporal, un instante casi al azar en la vida de los personajes: un viaje. Tres personajes, X, H y Z, se hallan en medio de un trabajo cuyo sentido les es ajeno. Uno trabaja en un lugar al que llaman kafkianamente “la corporación” en un ambiente altamente burocrático que funcionaría perfectamente sin él y sin darse cuenta se halla viviendo la vida de un espectro. Otro es un arquitecto que ha sido enviado a hacer una inspección para demoler los edificios del “arquitecto del diablo” y se encuentra envuelto en una novela negra convirtiéndose en un Sherlock Holmes paródico que cree resolver crímenes encerrado en su cuarto de hotel. El tercero es un joven que debe fotografiar ”evidencias” ignorando que otro ha sido contratado para destruirlas.


Historias extraordinarias se desarrolla en la superficie, las historias son narrativas, perfectamente comunicables, sin embargo hay un fondo de silencio sobre el que las historias se llenan de otras significaciones. Pienso en la paradójica afirmación de Bresson de que el cine sonoro habría inventado el silencio; pero éste es otro silencio, un silencio más sustancial a la temporalidad del cine: el silencio de las Historias Extraordinarias.


Ésta película no es sólo una película, asume el gesto utópico de contener el germen de otras películas, de otras historias que se nos develan como posibilidades, pienso por ejemplo en la historia del gringo, de las dos hermanas, de Lola Gallo; pienso también en aquellos personajes de los que se dice que no son lo suficientemente interesantes y sin más son descartados. Es una puesta en escena de una proliferación de historias cuyo límite es la organización estética de la película.


En suma, Historias Extraordinarias es una meditación acerca del cine y su relación con el tiempo, es un estudio de las cualidades narrativas inherentes al tiempo mismo, una vivificación dentro del género. 240 minutos de cine lento, una sucesión de capítulos y de historias con dos intermedios, personajes menores de provincias, un león abandonado en una hacienda en medio de la nada, cartas, cartas cuyo destinatario es un muerto de múltiples identidades, un tesoro escondido en un banco del África, una mujer de la que sólo sabremos minuciosamente sus horarios de hotel...Una verdadera felicidad clandestina.


jueves, 17 de septiembre de 2009

Una alegría inesperada

Conjeturemos. Un encuentro entre Borges y Kafka o cuando el cine te da una alegría inesperada cuando el género parecía haberse retraído y agotádose en Aristóteles. Estoy hablando de "Historias Extraordinarias" o la relación perfectamente especular entre novela y cine, sólo que esta vez sería imposible discernir lo que refleja de aquello que es reflejado. Historias Extraordinarias, el título es un guiño de complicidad que se agradece, las historias extraordinarias no son tales, son pequeños relatos casi rizomáticos que no desperdician la ocasión de bifurcarse para luego proliferar pero no hasta el infinito. Ahí es donde entra la novela, para poner orden, para hacer una cartografía, ordenar los capítulos, juzgar qué personajes, qué historias no van a ser contadas. "X","Z" Y "H" son los personajes cuasi kafkianos, cuasi borgianos. El laberinto más intrincado resultó ser la línea recta y las historias más abismales se habían podido contar desde la superficie.

domingo, 13 de septiembre de 2009

a pain scene

Una jaula y este cuerpo, entrañable tautología. Qué equivocados estuvieron los estoicos. No, no, no. No se me malentienda ni se me aparte del tema, lo que quiero decir es el terror, el grito silencioso del homúnculo bajo la luz hiriente de La Paz, esa luz perpendicular que acuchilla. El acto terrorista dirigido sólo a ti, el grito munchiano dirigido sólo a ti. Quiero devolverte el horror de estar viva como el angel desesperado que espera la muerte sólo para arrojarte, ay, su cuerpo.

martes, 4 de agosto de 2009

Yo soy




yo soy el Ángel que cayó bailando
ónice en tus ojos desvelados de niñita

Yo soy el ángel que anunció el profeta
transgénero /transhombre
transmundo

Mi rostro es la decadencia del mundo
la decoloración leprosa de la nada

Yo soy tu infancia entre Disneylandia y la casa de los horrores
y te amo

Yo soy el Ángel que en la noche te canta
la tristeza del lobo
la indigencia del amor nunca solicitado

Yo soy el Ángel con los genitales más apofánticos
y te anuncio la desgracia del mundo
la caída del espectro de las sombras del universo
toma! baila! toma! baila!

desvelo para tí
éste es el reverso de la nada

Espanto

Alajitas como eran
torcían las bocas en un gesto desencantado
como si adivinaran la falaz fosforescencia

Las sirenas

Sobre la arena las huellas de una aleta
y el espantoso rictus de la gloria
entre la saxra hora y un humilde narciso
un espejo de transparencias mesuradas

Musa

.
.




























.
Soy la hija del demonio

hija de esta noche loca

soy la hija de mi conciencia

mi amigo soy yo

soy la más libre

soy el alcohol en mis venas

yo soy la que lleva flores a mi tumba

y llora por la intensidad de la poesía

cerrad vuestros ojos

voy a pasar sola como el filo de la flecha

cuando caigan vuestras lágrimas



Daed Haddad

sábado, 1 de agosto de 2009

Anécdotas de papel

Hoy tuve una experiencia sexual muy gratificante. En una fiesta electrónica, en un boliche asqueroso. Conocí a un hombre de manos grandes: eso me puso. Lo convoqué a una salita privada, donde había solamente una alfombra piojosa y unas luces rojizas. Lo desnudé sin hacerlo yo. Le pedí que me esperara. Tranqué la puerta con una barra de metal, llevándome toda su ropa conmigo. Por debajo la puerta le deje un pequeño poema:

Amo tu ausencia
tu ausencia no es lo mismo que un delirio
pues hoy tuve un pensamiento
pequeño como una hormiga
y me abandoné

Sin embargo amo no saberme
extrañada sobre pétalos de madera
insidiosa falta de verdades
pues me dejo seducir por lo más leve
si nunca hubieras existido
tal vez habría hecho estación

Sin embargo...
hoy las estaciones
son pájaros sin pétalos de madera

La narración imposible: divagaciones sobre "El lugar del cuerpo" de Rodrigo Hasbún

…en realidad detesto los epígrafes, las citas gratuitas.

La erudición es un disfraz de la mediocridad

R. Hasbún. El lugar del cuerpo


Acabo de terminar de leer la recién publicada novela de Rodrigo Hasbun: El lugar del cuerpo. Un no sé qué, una desolación sin forma, una tristeza indeterminada: son algunas palabras para describir esa primera sensación inefable que queda cuando la ficción acaba. Tal vez haya que empezar preguntándose: ¿qué es esa inefabilidad? ¿qué hay detrás de ella? ¿hay algo detrás de ella? Entonces, es preciso comenzar por el comienzo y afinar las preguntas (que son siempre obscenas, Zizek dix it). ¿Cuál es el lugar del cuerpo en esta obra? Pues, si resulta tan urgente responder, nos apresuraremos a decir que el lugar del cuerpo que Hasbun nos dibuja es el lugar de una imposibilidad, o mucho mejor, el lugar de la imposibilidad. Por lo tanto, de lo que se trata es de la narrativización de una experiencia, de la experiencia de la imposibilidad. Lo que ahora nos proponemos es explicarnos esa primera sensación y por lo tanto cabe disculparse por adelantado del poco uso de citas que se hará. Se trata sobre todo de una lectura/escritura inmediata que quiere apresar y darle forma a un espectro (¿acaso eso es posible?) antes que escape.

La totalidad de la narración gira alrededor de Elena, escritora consumada. Es cierto que todas las formas de arte siempre tienden a la autoreflexión y esta no es la excepción; es decir, haciendo un salto fuera del ámbito textual, tenemos a un escritor (Hasbun) que escribe sobre la escritura de otra escritora (Elena). Y ¿cómo comprobar si la intención de Hasbun fue exitosa? Basta con citar una afirmación de Elena: lo que sucede a nuestro alrededor… es como si fuera falso, un simulacro (96). Se trata precisamente de aquello que Cortázar llama del sentimiento de no estar del todo que es constitutivo de todo escritor/a (al menos eso se sospecha). Este sentimiento representa el inminente advenimiento del prefijo meta a toda experiencia de vida. La etapa previa es la ingenuidad o lo que Cortázar llama la ingenuidad realista. Sin embargo, este sentimiento de extrañamiento jamás es estacionario. Nadie podría sostener semejante tensión sin deshacerse en un ataque de nervios, tal cual le sucede a Elena. Entonces, ante el horizonte de un abismo resulta necesaria la toma de posición, de una perspectiva personal. Las opciones extremas son dos: adoptar esta puesta entre paréntesis como una nostalgia o como un juego (la seducción tal cual la concibe Baudrillard). No es necesario responder cuál de estas dos posturas adopta Elena. La añoranza representa siempre el lugar de un vacío, es decir, es siempre añoranza por una verdad, por lo Real. Se trata siempre de la añoranza, recuperando esa hermosa metáfora de Marx, de un espectro. Y ¿qué es un espectro? Junto con Derrida[1] podemos hacernos una idea al respecto: es aquello que no está ni vivo, ni muerto. El espectro es el asedio inevitable, en este caso, de una nostalgia. He aquí una segunda tensión (la primera tenía que ver con la relación de Elena con su entorno). El asedio del espectro plantea siempre una tensión paradójica pues lo único que se puede hacer ante él es conjurarlo, por lo tanto, el rechazo y la atracción condensados en un solo gesto. Luego, si aceptamos que la escritura es sobre todo gesto, es decir, un hacer, podríamos suponer que la vocación literaria de Elena es el hacer que adopta ante esta espantosa aparición. Elena, durante toda su carrera literaria, pretende rechazar a su fantasma, que en su caso no es otro que el de las relaciones incestuosas con su hermano. Ahora podemos comprender que no resulta gratuito que justamente la apertura de la novela empiece con este asunto y finalice con el postrero encuentro de Elena con su hermano, ya siendo ambos adultos. Elena, en un principio, pretende evadir el asedio de este recuerdo pero al final cae en cuenta de que no se puede matar a los muertos ni dejar que ellos entierren a sus propios muertos. Sin embargo, ella sigue evitando hasta el final escribir sobre este tema.

J. Derrida nos sigue enseñando sobre el espectro y resulta muy sugestivo rescatar una observación al respecto: el lugar de encuentro de los espectros por excelencia es siempre el cuerpo. Recordemos la siguiente reflexión de Elena, ya siendo anciana: El sexo, después de la muerte, es lo más importante (83). ¿Qué sentido hay en esta afirmación? Puesto que de sentidos ya se ha dicho mucho, lo mejor sería quedarnos en el marco de lo que ya dicho y articular una respuesta más modesta. Siguiendo con la metáfora del espectro, se puede suponer que el sexo es para Elena el único espacio en el que aun puede dialogar con sus fantasmas, con sus propias ficciones. Sin embargo, hay algo mucho más importante al respecto. Haciendo caso omiso a la jerarquía de valores de Elena, quedémonos con la analogía sexo/muerte. La relación es evidente. ¿Qué es el orgasmo sino un simulacro de la muerte, una experiencia de muerte antes de la última de las muertes? Otra vez surge el asunto del fingimiento, de la ficción. ¿Hay que considerar a Elena como una pobre soñadora que no puede sostener su realidad y utiliza a la escritura como un medio de fuga? Este es un lugar común de aquella mirada que antes hemos nombrado la ingenuidad realista. Al respecto, tal vez una de las lecciones más importantes (al menos en el ámbito del arte) de Lacan (a través de Zizek[2], por supuesto) es haber descrito mecanismo de la ficción bajo un nuevo enfoque. Una lectura ingenua siempre ha querido leer este concepto como un mero fingimiento, o como Vargas Llosa dijo alguna vez, como el arte de mentir. Zizek nos propone una nueva lectura: el procedimiento de la ficción no es la mentira, sino que miente que miente. Es decir, el momento en que nos tomemos plenamente en serio a la ficción, ella dejaría de funcionar, el lector dejaría de leer y el escritor dejaría de escribir. Y… ¿qué tiene que ver esto con Elena? Pues todo. Repitamos otra vez: lo que sucede a nuestro alrededor… es como si fuera falso, un simulacro (96). Por lo tanto, si hay algo falso necesariamente tiene que haber algo verdadero y he ahí la fuente de la angustia de Elena, de su insatisfacción. Elena construye su obra ficcional para cubrir ese Real, esa verdad que de poder verla de frente le causaría un hiperbólico espanto y se le escaparía el ajayu. Sin embargo, siguiendo a Zizek y Lacan, detrás de esa ficción no hay nada, sólo un vacío, lo Real inefable. Entonces, la única verdad de Elena es su obra ficcional. La distancia irónica que Elena traza entre ella y su vocación literaria no es más que un falso simulacro.

Finalmente, abstrayendo todos los sucesos de la novela, podríamos quedarnos con dos gestos constitutivos: la escritura y el sexo. El anterior párrafo ha dejado en claro cuán constitutiva es la escritura para Elena: a la vez que la daña le da un sentido de vida. Lo mismo sucede con el sexo. Si Elena evita sistemáticamente mencionar sus relaciones incestuosas en el grueso de su obra es porque esta paradoja funciona sobre todo en sus relaciones sexuales. Si no, léase el siguiente extracto, que lo dice todo: Cumpleaños de Pablo (hermano de Elena). Me emborracho y culeo en su nombre pero no lo llamo (103) . Otra vez la imposibilidad: aquello que nos destruye a la vez nos constituye. El desplazamiento de este nudo hacia a la escritura de Elena sucede en su vejez, puesto que ya en esta etapa el sexo para ella ha perdido toda consistencia. En última instancia, no importa demasiado si en verdad Elena tuvo relaciones incestuosas con su hermano o sólo fue un producto de su imaginación. Este suceso, que abre y cierra la novela, es necesariamente el motor de toda la narración y sin la imposibilidad que plantea jamás Elena podría haber escrito una línea; es más, jamás se podría haber escrito a Elena.

Cerremos este comentario con una breve reflexión sobre la novela en general. Pensamos que ante esa fabulosa cosa llamada novela, a pesar de Barthes, toda escritura crítica no puede ser más que una escritura floja, haragana. La novela es por excelencia un monumento de la voluntad. No en vano Xavier Velasco dice que los cobardes jamás escriben novelas. Seguiremos esperando mucho más de la ferocidad de Rodrigo Hasbún.




[1] Derrida, Jacques. Espectros de Marx. Madrid: Editorial Trotta, 1995.

[2] Zizek, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. Argentina: Siglo XXI, 2003.

miércoles, 29 de julio de 2009

Submarinismo

Obnubilada
por ensoñaciones e inmaduras altiplanicies
algas grisirosadas en liminal cadencia
fagocitan mi dedo deicida
más allá de dios, más allá del limbo

Me disemino en mínusculas partículas
y me observo multiplicada-abismada:
ojo de mosca invertido
me susurra la histriónica incontinencia

toda en plenitud del vacío
me recuesto en un agüjero
descansada de la orgásmica paradoja

aaaaaaaaaaaaaaaaah.......
al fin traducida por la pálida espiral

martes, 28 de julio de 2009

Here's your throat back. Thanks for the loan.



Pandora en la escena, lentamente se desnuda, sus muslos te hacen suspirar. Aguanta. Algo está pasando pero no sabes lo que es.... o Sí, Mr Jones.?
Le pasas la mano por la nalga y la muymuy se tira un gas húmedo. De nuevo en las trincheras señor Jones. Los malditos alemanes y sus armas químicas.mmmmmfffffffff: es gas pimienta, Sr. Jones. Pimienta. Como la paprika pero más negra, por lo tanto más cabrona. Es como su padre, o el padre de su padre lo predijo: las niñas blancas del fondo, las más timidas del salón de una pequeña escuela de texas. Las pobres niñas mezcladas, las muy pobres con los sucios negros, tan grandes, tan fuertes, tan resplandecientes, musculosos, mojados, como potros salvajes, como listos, para lo que sea,los-muuuuy- suucios.
Cómo su abuelo logró embarazar a la abuela es algo sorprendente. Pero de aquí quién sabe, talvez era eso del odio tan grande que se la hacía parar frente a los nuevos estudiantes de las reorganizadas escuelas del sur. Pero CóMO LO DECíA. Y así frente al pelotón el gato Felix se imagina el gran final de la finalista en el ranking de las peores novelas del universo. Y es que quién está listo para la gran novela epica-homosexual-racista-bélica-cuantica-sureña(del sur sur americano)- y felina?
Felix reconsidera las advertencias en la etiqueta de la función del viaje interdimensional de su maletín, pero no recuerda entre ellas: posible expansióny fundación de transtornos piscológicos interclinicos con un leve sabor a chicle de cereza en el fondo de su lengua. Y: ....tres!! los muchachos del pelotón no tienen todo el día para tus diligencias, gatito. 5500 Pelotas de tenis son disparadas, la mitad a la frente y la otra mitad a la entrepierna de la excéntrica caricatura. Y ya; esito sería, sin yapa casera. Y que más espera si el personaje principal ya no existe, o no ,mister Jones?

La petite morte


Húmeda
por la muerte universal
la primera de todas

Abismada
al pie de la mesa
pan y mantequilla
leche rabicunda perfora engranajes

Entonces como Vallejo
tengo ganas de tener ganas
mientras mi dedo deicida
en submarina trayectoria aplasta ángeles

domingo, 26 de julio de 2009

La Fatalidad




Bueno, es así, más o menos. Un lugar, un plano absolutamente débil, ni siquiera un lugar, es algo que intuyes, algo a lo que has llegado después de un riguroso nomadismo inmóvil. Y percibes. Hay un hombre en el fondo, va corriendo, como llevado por una urgencia extraña. Asimilas su urgencia, te asimilas a él, pero nunca sabes. Nunca supiste de su urgencia. Sólo corriste detrás de él. El hombre es casi bello, triste, muy triste, tal vez se conocieron a la entrada de un hotel, el caso es que nunca sabes, sólo te abalanzas con el cuerpo (que súbitamente surge desde alguna parte) y lo utilizas para correr detrás de él. Oscurece, el bosque se crea a partir de sus pasos. Notas que tiene un frasco en la mano, ahora sí, recuerdas, se conocieron en el hotel, él no dejaba de mirar tus manos. Tu debilidad le hizo surgir un amor morboso, triste. Culpable. Tus manos le parecieron dos animalitos enfermos, tu rostro casi feo, tu sonrisa llena de dientes.
La nocturnidad.
Ha tomado el frasco y ha sorbido convulsiones. Su cuerpo ha sido el lugar de batalla. Veneno espectral. Desesperar la muerte. Otra vez. Has recordado eclipses. El día en que abandonaste a tu muerto más amado. Has aullado porque nunca más las estrellas.
Has vuelto a casa, y te has puesto a pensar en el hombre, casi pudiste haberlo amado. Su determinación. No?

sábado, 25 de julio de 2009

Extracción de la piedra de locura

Hyeronimus Bosch, el bosco, profeta perverso de delicias sacras, nació quizá un 2 de octubre de 1450.
 

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