jueves, 17 de septiembre de 2009
Una alegría inesperada
Conjeturemos. Un encuentro entre Borges y Kafka o cuando el cine te da una alegría inesperada cuando el género parecía haberse retraído y agotádose en Aristóteles. Estoy hablando de "Historias Extraordinarias" o la relación perfectamente especular entre novela y cine, sólo que esta vez sería imposible discernir lo que refleja de aquello que es reflejado. Historias Extraordinarias, el título es un guiño de complicidad que se agradece, las historias extraordinarias no son tales, son pequeños relatos casi rizomáticos que no desperdician la ocasión de bifurcarse para luego proliferar pero no hasta el infinito. Ahí es donde entra la novela, para poner orden, para hacer una cartografía, ordenar los capítulos, juzgar qué personajes, qué historias no van a ser contadas. "X","Z" Y "H" son los personajes cuasi kafkianos, cuasi borgianos. El laberinto más intrincado resultó ser la línea recta y las historias más abismales se habían podido contar desde la superficie.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario